La obra presenta un delicado retrato de perfil de una mujer joven, realizado con líneas finas y fluidas que transmiten una sensación de ligereza y serenidad. El trazo en tinta negra sobre papel color sepia crea un contraste suave, resaltando las facciones elegantes del rostro y la silueta alargada del cuello. La mirada, dirigida hacia la derecha, proyecta una expresión serena y contemplativa.
El cabello, elaborado con líneas sueltas y dinámicas, está adornado con flores que se integran de manera natural en el peinado. Estos elementos florales aportan un toque de romanticismo y refuerzan el carácter etéreo de la figura. Las sombras difusas en el fondo, posiblemente resultado de la técnica húmeda o manchas intencionales, añaden profundidad sin distraer la atención del retrato principal.
Enmarcada con un marco blanco de líneas simples y cristal protector, la pieza adquiere un aire contemporáneo que contrasta con la delicadeza atemporal del dibujo. El resultado es una obra que combina sutileza, elegancia y un refinado sentido estético, ideal para un espacio que valore la expresión artística minimalista y poética.