Díptico I

La obra se compone de dos paneles rectangulares colocados lado a lado, ambos dominados por una paleta neutra de tonos beige y gris claro. Sobre cada superficie se trazan líneas finas y geométricas que delimitan planos angulares, generando composiciones casi abstractas. En ciertos puntos, pequeñas circunferencias interrumpen la linealidad, aportando un sutil foco de atención dentro de la simplicidad general.

En el panel izquierdo, las líneas crean una estructura en forma de vértices conectados, mientras que en el derecho se observa un patrón en zigzag que se intersecta en dos puntos marcados con círculos. Las texturas son suaves y homogéneas, con ligeras variaciones tonales que sugieren un trabajo minucioso de veladuras o capas finas de pigmento. La sensación es de equilibrio y serenidad, como si las formas dialogaran en silencio.

Esta obra refleja el interés de José Castro Leñero por la síntesis formal y el uso de elementos mínimos para generar tensión visual. La ausencia de elementos figurativos permite que el espectador centre su atención en la relación entre líneas, planos y puntos, creando un espacio contemplativo que invita a la introspección.