Desnudo II

En esta pintura, Alfredo Jiménez nos presenta una figura femenina desnuda, sentada con elegancia sobre un pedestal de piedra tallada, que sugiere elementos prehispánicos o clásicos en su diseño. La modelo adopta una pose recogida y contemplativa: su rostro inclinado, los ojos cerrados y la expresión apacible transmiten una atmósfera de introspección y quietud. Un paño rojo se extiende bajo su mano izquierda, aportando un acento cromático cálido que rompe con la sobriedad del fondo neutro.

La luz tenue acaricia la piel con delicadeza, revelando volúmenes anatómicos modelados con gran realismo y suavidad. El artista logra capturar no solo la belleza natural del cuerpo, sino también una sensación de recogimiento interior. La banda blanca que rodea la cabeza de la figura evoca tanto una estética clásica como una posible alusión simbólica, reforzando la idea de la mujer como figura atemporal, suspendida en un espacio que mezcla historia, sensualidad y contemplación.

Jiménez demuestra una vez más su dominio técnico y sensibilidad artística al equilibrar sensualidad, elegancia y serenidad. La figura, aunque desnuda, no es presentada como objeto de deseo sino como un emblema de armonía interior, de pausa y profundidad emocional. La obra invita al espectador a detenerse, a contemplar no solo el cuerpo representado, sino el silencio que lo envuelve y el alma que sugiere.