La obra presenta una composición geométrica sobre un fondo negro enmarcado por un borde crema, todo contenido dentro de un área gris más amplia. En el centro, se disponen figuras en tonos marrón cálido con vetas que sugieren textura de madera, destacando por su contraste con el fondo oscuro.
Las formas, de clara inspiración constructivista, incluyen círculos, triángulos y rectángulos que se intersecan y superponen con precisión matemática. Una flecha triangular apunta hacia la derecha desde la parte superior, mientras dos pequeños círculos oscuros se alinean horizontalmente en el sector superior izquierdo, generando un ritmo visual.
La simplicidad cromática y la disposición equilibrada de los elementos transmiten una sensación de orden y estructura. Felguérez, fiel a su lenguaje abstracto, crea un diálogo entre forma, textura y espacio negativo que remite tanto a la pintura como a la escultura ensamblada.