En esta obra de Alfredo Jiménez, se aprecia una composición sobria y cuidadosamente equilibrada. A la izquierda, una copa de vidrio transparente destaca por su impecable representación, capturando con precisión los reflejos y brillos que rebotan sobre su superficie. La transparencia del cristal permite apreciar la sutil distorsión de la luz, aportando realismo y profundidad a la escena.
Al frente, recostado en diagonal, se ubica un pincel ancho con mango de madera clara y cerdas tupidas, cuya textura suave contrasta con la solidez del vidrio y el papel. A la derecha, una caja perfectamente envuelta en papel kraft, con pliegues definidos y sellos de cinta adhesiva, se erige como un volumen sólido y neutro que equilibra visualmente la composición.
El fondo, completamente negro, intensifica el protagonismo de los objetos y resalta los tonos cálidos del pincel y la caja, mientras que la superficie blanca donde reposan aporta un contraste limpio y ordenado. Cada elemento se presenta con un nivel de detalle que evidencia la maestría técnica del artista en el realismo pictórico.